Durante una actividad deportiva los jóvenes y adultos, rememoran momentos de su infancia de diversión, creatividad y fantasía. Esta recreación los/as ayuda a poner una pausa a los problemas de la vida cotidiana, así lo explica la psicóloga e integrante del Departamento de Orientación Escolar (DOE) de la Escuela Agrotécnica Eldorado, Celeste Imbach, quien aborda la psicología desde la perspectiva psicoanalítica.
Aunque es difícil definir a la salud mental en una sola área, Celeste Imbach, se sujeta la definición de la Ley 26.657 que la entiende como un proceso que estará determinado por componentes socioeconómicos, históricos, biológicos psicológicos y sociales, cuya preservación implica dinámicas de construcción social vinculada a los derechos humanos y sociales.
Para Celeste, licenciada en Psicología y Maestranda en Clínica Psicoanalítica y quien se desempeña en el Departamento de Orientación Escolar (DOE) de la Escuela Agrotécnica Eldorado, espacio que comparte junto a una trabajadora social, dos psicopedagogas y una neuróloga, teniendo en cuenta el concepto definido en la normativa, la salud mental es un “estado transversal” a toda la historia de un sujeto y de éste en relación con otros.
“Cuando pienso el deporte en cualquier momento de la vida, específicamente en adolescentes, pre adolescentes o jóvenes adultos, lo primero que se me viene a la mente es el juego y en que es algo que se pierde cuando uno va creciendo. El juego infantil que es tan importante en cualquier niño o niña es un lugar de pura fantasía, de pura creación que se va perdiendo a lo largo del tiempo y me parece que toma el relevo justamente en el deporte”, explicó.
En su trabajo cotidiano con estudiantes de la escuela, Celeste escucha constantemente la idea de que el deporte para estos jóvenes es como un “cable a tierra”, una especie de cápsula – propia de la fantasía infantil- donde “no piensan en los problemas, no piensan en la vida cotidiana, una burbuja para centrarse en una actividad que por un momento los saca de lo que puede ser la vida cotidiana”, comentó. Desde este momento de desconexión y descarga física y energética, se puede pensar también en los beneficios con los que cuenta el deporte.
Pero más allá de esto, hay otra relación que se crea a partir de la actividad física con el cuerpo. Según aseguró la profesional de la salud, naturalmente el sujeto no siente al cuerpo si no es desde un malestar físico, desde el dolor, sin embargo en los deportes que son más corporales se crea un vínculo, un lazo, una relación distinta con el cuerpo que ya no es desde lo negativo:
“Para el psicoanálisis no somos un cuerpo sino que tenemos un cuerpo. Esto significa construir una relación con el cuerpo y desde ese lugar creo que el deporte también beneficia mucho ese encuentro”, expresó.
El deporte como espacio de encuentro
En el transitar educativo de los/as jóvenes, el deporte cumple además una función de “encuentro con el otro y que no está necesariamente sentado en el aula con uno”, explicó Celeste, sino que más bien, genera el intercambio con otros/as de diferentes años y espacios generando el encuentro con personas diversas y que no implica necesariamente la elección de amistad.
“Esto puede traer beneficios porque en principio a nadie le gusta estar solo. Estar en una escuela o en una universidad solo, no siempre es una elección agradable, muchas veces se puede elegir estar solo y muchas veces se está solo. Creo que el deporte puede generar muchos más lazos que un aula o una tarea compartida”, manifestó.
Esta nota fue realizada entre el equipo de comunicación de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Escuela Agrotécnica Eldorado para la edición N° 21 de la Revista Nexo Universitario. Podés acceder al material completo en este link: Edición N° Nexo Universitario